Nos hemos encontrado todos en algún momento de nuestra vida, con la sensación de libertad, o ansias de la misma en una medida desordenada y voraz. Nos ha consumido la locura de escapar, el deseo de volar, de sentir todo al mismo tiempo, notar la independencia de nuestros pasos con respecto al resto del mundo. Tengo que deciros la verdad, todo ha sido en vano, no era cierto, era una mentira, una falacia del destino y puede que del subconsciente también para que sigáis en el camino, en el redil sin perder el juicio. Pero pensándolo bien, ¿qué es verdad? ¿Y qué es mentira?
En este espacio nos jactamos de poder decir sin miedo a las críticas, que la verdad es aquello que nosotros consideramos cierto. Pueden demostrarte que no es así, pero la fe es por norma ciega y acostumbra a confundirse con terquedad y más tarde con la locura. Cierto que no podemos hacer que algo amargo, tenga un sabor dulce sin modificarlo, pero no van por ahí los tiros. Van de como nos presentamos a nosotros mismos la realidad, de cómo la percibimos y como la transmitimos a los demás. Tener el poder de cambiar la realidad es algo que muchos no soportan, por eso afirman ser simplemente receptores de su destino, o seguidores de una senda marcada por uno u otro Dios.
Para caminar sobre la lisa piedra de la montaña, sin más ayuda que nuestras manos, no están hechos todos los hombres y mujeres. Es en Europa y América sobre todo, donde nos ha tocado vivir con una realidad frustrada, a las mieles del poder sólo han llegado unos pocos, algunos valientes y amables con su pueblo, otros, (muchos más que los anteriores), dictadores y codiciosos que supeditaron sus intereses al de su pueblo. A lo largo de los años las minorías han sido suprimidas o dominadas, pero la fuerza de unos pocos siempre queda en pie al menos a los tristes ojos de esa señora tan frágil que es la historia. Leyéndolas atentamente hemos aprendido mucho, pero por otras razones olvidamos cada vez más rápido. Para eso hemos hecho este post, para recordaros con estas frases esa libertad perdida, añorada y recuperada a ratos hasta por el más ocupado de los mortales.
Sabemos que la oferta de estas frases es extraordinaria, pero nos permitimos el lujo de opinar que nuestra elección, sea diferente, sencillamente por el hecho de que a ratos, aparte de sentirnos libres, también tenemos el ego muy alto. No podía faltar un guiño especial a Nelson Mandela:
“La mayor gloria no es caer, sino levantarse siempre”.
“Nunca me he considerado un hombre como mi superior, ni en mi vida fuera ni dentro de la cárcel”.
“Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo”.
“Porque ser libre no es solamente desamarrarse las propias cadenas, sino vivir en una forma que respete y mejore la libertad de los demás”.
“Que reine la libertad. El sol nunca se pone en tan glorioso logro humano”.
“No es valiente aquel que no tiene miedo, sino el que sabe conquistarlo”.
“Mi ideal más querido es el de una sociedad libre y democrática en la que todos podamos vivir en armonía y con iguales posibilidades”.
“Yo no nací con hambre de ser libre, yo nací libre, libre en cualquier sentido que yo pueda entender”.
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